El efecto de una magdalena
En esta edición te cuento el motivo por el que Proust tenía claro que para escribir mejor lo único que hacía falta era mojar la magdalena a menudo.
Se conoce como el efecto de la magdalena de Proust al recuerdo que nos invade de forma repentina y que nos traslada hacia algo que hacía mucho tiempo que habíamos olvidado. Especialmente ocurre con los olores.
Debe su nombre a que en la novela de Marcel Proust, Por el camino de Swann, el protagonista se pasa todas sus páginas recordando cómo olían las magdalenas que hacía su madre mojadas en té.
No sé si has leído el ciclo de En busca del tiempo perdido de Proust. Está catalogada como una obra maestra, y la verdad que deja algunas cosas que son perdigonazos en el cerebro, pero también te mentiría si no te dijera que hice un esfuerzo por terminarla.
De una forma u otra, hoy te querría hablar de su magdalena, y de algo más importante que nos enseña cuando hablamos de escribir, hacerlo mejor o crear algo con las palabras como centro.
Es lo siguiente:
A menudo pensamos que no tenemos inspiración o vivencias sobre las que escribir
Proust, que se hizo una carrera y un nombre para la eternidad hablando de magdalenas, es un ejemplo de que eso es falso.
Para ser un buen escritor no es necesario haber vivido una vida considerada interesante. Ser capaz de escribir bien no tiene nada que ver con las cualidades y calidades de tus experiencias, pero sí con exponerse a ideas.
Marcel Proust (1871-1922) no abandonó la casa de sus padres hasta que ambos murieron y le disgustaba tanto el trabajo que obtuvo un permiso por enfermedad tan largo que le duró varios años.
Proust era vago. O quizá solo le interesaba escribir y las magdalenas de su madre.
En cualquier caso, su ejemplo demuestra que nunca se sintió incomodado por no viajar como otros grandes autores de la época. Eso sí, el tío, entre magdalena y magdalena, leía un montón.
La verdadera marca de un gran escritor no reside en su habilidad para contar historias extraordinarias, sino en su capacidad para transmitir cualquier cosa, por muy mundana que sea, con esa chispa de vivacidad que la hace significativa.
Así que he aquí un pequeño reto para cualquiera de vosotros amedrentado por la pantalla en blanco 👇
Olvídate de las partes más interesantes de tu vida o de las que consideras más estimulantes. Déjalas a un lado por un momento.
Olvídate también de esa idea que liga con ese viaje que hiciste al país más lejano al que has podido viajar. No la deseches, pero déjala en la nevera y haz este ejercicio: escribe, en cambio, sobre algo total y furiosamente ordinario, pero intenta hacerlo de forma consciente e intensa.
Sobre el desayuno, por ejemplo, como Proust.
Queramos o no, muchos de los grandes textos de la historia se han escrito sobre la base de algo ordinario. Cualquier texto, sea de ficción, no ficción, una tesis, un informe del que no sabes qué destacar, un post de un blog, o una carta, puede partir de algo ordinario.
✦ El reto para cautivar y hacer cualquier cosa interesante es convertir lo ordinario en extraordinario. En realidad, ese es el reto de casi todos los que vivimos en el primer mundo.
Una de las mejores formas para conseguir ideas que hagan que lo ordinario mute en extraordinario es leer, como hacía el amigo Marcel con sus magdalenas. O lo que es lo mismo, exponerse a ideas.
En el Club Escribe⌨️ PRO tienes ya mucho contenido disponible basado en escudriñar cómo lo hacen otros autores, herramientas y fórmulas para hacer que esas ideas encuentren su vivero ideal.
Nos escribimos, si quieres.
Que tengas muy buen día 👋.
Víctor
Esta edición tiene 829 palabras y he tardado 29 minutos en escribirlas y 16 en editar el mail... Aunque antes ha habido innumerables paseos con mi perro Vito, evitando que se comiera cualquier cosa dulce que la gente ha tirado a los parques, porque las magdalenas, y cualquier cosa con azúcar, no sienta bien a nuestros colegas de cuatro patas 🐕 .