La extinción del Internet Salvaje: cómo los oráculos del contenido online han moldeado nuestra cultura
Vamos a divagar y a reflexionar sobre el Internet que estamos construyendo.
Qué tal, por aquí Víctor. Espero que estés muy bien.
Hace tiempo que no te escribía. Quizá lo recuerdes, pero el motivo es que estoy de baja de paternidad :)
Antes de esta pausa, me dio tiempo a dejar escritas unas líneas (las de esta edición) con algunas ideas que se salen de la temática habitual de Escribe PRO.
O quizá no, ya juzgarás tú mismo.
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Se llama lista prioritaria porque los apuntados en ella tendrán ventajas y regalos si se deciden a entrar. Te espero por ahí mientras sigo retomando la actividad poco a poco.
Te dejo con esta edición especial sobre mi visión de la evolución del contenido en internet.
No te la tomes muy en serio.
✱ Antiposdata: Esta edición es solo apta para frikis de Internet y la comunicación. Si estás en ese barco, siéntate, ponte un café, un té helado o ábrete una birra y lee sin prisa.
La extinción del Internet Salvaje
Formo parte de una generación que vivió el epílogo de un mundo que se acababa y el preludio de otro muy distinto que lo sucedía. Imagino que todas las generaciones sienten lo mismo, pero para la mía ese cambio de página fue la llegada de Internet.
Hay un recuerdo que en mi cabeza simboliza de forma genuina ese cambio.
Mis amigos venían a buscarme a casa para bajar a jugar a la calle sin más previo aviso que el timbre de mi casa. Poco tiempo después, estaba hablando con esos mismos amigos a través de MSN Messenger, el primigenio chat de Microsoft, no sin antes avisar en casa porque, si alguien estaba hablando por teléfono al mismo tiempo, Internet no funcionaba.
No sé si te tocó vivir esa época, si la llegada de Internet a tu casa te pilló ya sabiendo conducir o incluso sabiendo dar un biberón; o si eres tan joven que no sabes ni lo que fueron MySpace o Megaupload.
Ahora mantengo el contacto con esos amigos por un grupo de WhatsApp, y de los 9, 5 nos ganamos la vida con trabajos ligados a la web que no existían cuando nacimos.
Internet ha cambiado la forma en la que la información y el conocimiento se mueve en el mundo y, con ello, la forma de comunicarnos hasta modificar cómo somos y cómo pensamos cada uno de nosotros.
¿Te parece exagerado? Estudié periodismo. La carrera me sirvió de poco, y entenderás que tengo que justificar los 5 años que pasé en la universidad dándole un peso desproporcionado a cómo nos comunicamos.
Creo que Internet es una revolución de la que seguimos sin tener la suficiente perspectiva para observar su magnitud (principalmente cuando más del 40% de la población mundial sigue sin acceso a la web). Pienso que la mayoría de lo que nos ha traído es positivo, pero también ha contribuido a crear un mundo con menos matices y más monótono.
Un mundo que nos hace pensar que estamos continuamente siendo originales, pero que no es más que la copia de la copia. Como todos esos Airbnb decorados con mimbre y tonos pastel.
Visionarios y oportunistas. Beneficiados y desgraciados. Una historia que se repite
Internet nos ha dado multitud de opciones para progresar y a la vez nos ha vuelto cómodos. Es algo que se ha repetido de forma cíclica en la historia: inyectamos potencialidad, algunos lo saben ver y salen muy beneficiados de ese punto de disrupción, y como subproducto acabamos elevando la confortabilidad y la riqueza de las vidas de la mayoría, pero también dejando grandes desgraciados por el camino.
Algunos ejemplos evidentes:
La invención de la imprenta:
Dejó como visionarios disruptores y oportunistas a emprendedores que pusieron en marcha las primeras imprentas y a líderes intelectuales que supieron difundir ideas gracias al nuevo formato del libro impreso, como Lutero.
Benefició a la mayoría fomentando una mejora general en el acceso al conocimiento y la educación.
Y fue una desgracia para aquellos que intentaron mantener el control sobre la información.
La Revolución Industrial:
Dejó como visionarios disruptores y oportunistas a empresarios que innovaron en la producción masiva.
Benefició a la mayoría fomentando una mejora general en la accesibilidad a bienes y servicios.
Y fue una desgracia para muchos trabajadores explotados y para el medio ambiente.
Las llegadas de los europeos a América y África:
Dejó como visionarios disruptores y oportunistas a potencias coloniales y comerciantes europeos avispados y colonos que supieron ver oportunidades.
Benefició a una mayoría en Europa fomentando una mejora general en la riqueza y el desarrollo.
Y fue una desgracia para las poblaciones indígenas.
La exploración del Salvaje Oeste:
Dejó como visionarios disruptores y oportunistas a algunos pioneros que se jugaron el cuello e hicieron fortuna y a especuladores.
Benefició a la mayoría fomentando una mejora general a nivel de infraestructuras.
Y fue una desgracia para todos los nativos indígenas.
Puede que estés pensando: Vale Víctor, ¿y esto que tiene que ver con Internet?
Ya te he dicho que esta edición era café para muy cafeteros ☕️
¿Quién pierde en el ecosistema online que hemos creado? Nuestra soberanía intelectual
No hace falta decir que ha habido grandes beneficiados por la llegada de Internet: desde las grandes tecnológicas y sus fundadores (visionarios), pasando por aquellos que han sabido ver oportunidades en el mundo online: desde pequeños emprendedores a vendehumos.
A cambio, todos nos beneficiamos con acceso a más comodidades, acceso a la información, ventajas y posibilidades que nunca. Pero la desgracia aquí no solo la sufre un colectivo concreto, como podrían ser todos los trabajadores del mundo subdesarrollado que extraen los recursos necesarios para la economía digital.
También la estamos soportando todos nosotros, los beneficiados, de forma mucho más difusa.
Porque somos nosotros (tú y yo) los que sostenemos la economía de Internet con nuestra atención, con nuestra incapacidad para elegir entre tantas opciones y con esa estandarización generalizada en la que vivimos.
No te voy a descubrir nada si te digo que la cultura que ha acabado generando Internet es la de la recompensa rápida y la píldora.
Las de las listas de tips y las rutinas ideales.
La de las comparaciones y transformaciones hacia tu mejor versión.
La del continuo golpeo a nuestra atención, pero eh, tranqui porque no se te pasará nada gracias a tu segundo cerebro.
La de la frustración continua solo calmada por la seguridad de que va a aparecer otra nueva cosa que hará que olvides la anterior.
La del mejor decir algo que genere aprobación general que quedarme callado. Total, a cambio de un poco más de eco quizá me suba algo el ánimo. Y ya no te digo formular lo que realmente pienso. Ni me lo planteo.
¿Quién quiere ser uno mismo en una fiesta de disfraces?
Comodidad creativa y de consumo: el fin de lo genuino y la efectividad de lo estándar
Muchos autores creen que esto contribuye a una sociedad infantilizada. Con adultos que se lamentan como el bebé que llora cuando no le dan el chupete.
Puede que sea así, pero lo que más me preocupa no tiene que ver con nuestras pulsiones y cómo nos comportamos.
Lo que de verdad me preocupa es que tener tanta opcionabilidad, y de forma tan encapsulada, nos hace menos soberanos intelectualmente. Nos resta posibilidades de ser genuinos.
De tener libertad creativa.
Hoy es más fácil que nunca saltar de idea a idea, de inspiración a inspiración, sin que tengamos tiempo a crear nuestros propios principios y fundamentos.
Riqueza y abundancia a cambio de pérdida de autenticidad. Y, en última instancia, de identidad.
¿Por qué todas los thrillers de Netflix son iguales?
¿Por qué los libros más vendidos son tochos aparentes de 700 páginas pero con tramas-tobogán y un tamaño de letra que parece pensado para lectores con presbicia? ¿Quizá quieran hacerte creer que lees mucho?
¿Por qué todas las miniaturas de los vídeos de Youtube son iguales?
Lo que hemos creado tiene más fácil que nunca generar cultura en base a moldes intelectuales y creativos.
Ese cambio de paradigma también trae consecuencias sobre como somos, como nos comunicamos, como nos relacionamos, como pensamos y cual es la cultura que estamos creando, en definitiva.
No todo es oscuro. Internet nos ha traído más agilidad intelectual. Nunca ha existido semejante posibilidad de aprender para aquel que quiera. Ni tantos punto de vista con los que confrontar los tuyos. Sospecho que esto nos ha llevado también a tener una enorme flexibilidad moral, pero ha permitido que prosperen artefactos comunicativos como los memes, capaces de conectar con cualquiera.
Eso sí, aprovechar lo bueno de Internet nos exige esfuerzo, como en cualquier intercambio de información. Como en cualquier aprendizaje.
Y la mala noticia es que el ecosistema evoluciona cada vez más para ponérnoslo más fácil y no incentivar ese esfuerzo.
La Cultura de Internet depende de su oráculo
La síntesis de todo esto vuelve al origen: Internet ha cambiado como nos relacionamos con el conocimiento, y desde ahí nos ha cambiado a nosotros.
Es una idea profunda pero que se ve rápido desde la perspectiva de la evolución de la web y nuestros principales oráculos para navegar por ella.
En la Antigua Grecia, las personas acudían a los oráculos para conseguir la respuesta de una deidad en torno a su futuro o algo que les inquietara.
En Internet nos hemos ido creando nuestros propios oráculos.
Y así han evolucionado:
El primero fue el Hipertexto: la posibilidad de enlazar de una url a otra hacía que, por primera vez en la historia, los saltos de información y la conexión de ideas fuera mucho más ágil. Buscabas información sobre algo, que podía ser expandido hasta el infinito.
Los límites a tu curiosidad los ponía tu punto de partida (la url de origen) y tu curiosidad.
Wikipedia es el mayor referente de un segundo oráculo online ahora en caída (aunque puede que esté a punto de vivir un segundo auge): el del conocimiento generado por el usuario. Foros, wikis y blogs entraron en esta segunda hornada.
Los límites a tu curiosidad los ponía tu ecosistema de partida (un foro, wikipedia…) y la calidad del contenido generado por los usuarios.
Google y la era de los buscadores: cuando tuvimos un corpus de información ingente, conectada entre sí pero con acceso desfragmentado, aparecieron los buscadores. El ganador en esta nueva propuesta (Google) ha tenido hasta ahora la posibilidad de ordenar qué respuesta aparecía primero y, por lo tanto, ser más influyente que los demás.
Tu punto de partida (el buscador aka Google) ya no te limitaba porque podía tener potencialmente indexadas todas las urls del mundo, pero sí que te condicionaba cuáles ver primero.
Y llegamos a la última evolución de los oráculos de internet, la IA Generativa: Hacer una pregunta hoy a ChatGPT o a Claude reduce la respuesta a una única opción inicial. Es mucho más cómodo (de nuevo) que partir de un archivo con hipervínculos, y también que elegir entre los enlaces que te propone Google, pero también mucho más sesgado.
Tu punto de partida ahora te limita y te condiciona la respuesta que vas a recibir. Puedes repreguntarle todo lo que quieras, pero… ¿cuántas veces vamos a hacer ese esfuerzo?
Los oráculos de Internet han ido ganado cada vez más filtros. Unos filtros que nos llevan de nuevo a una cultura más estandarizada, menos diversa y con menos soberanía intelectual y creativa para nosotros.
Es la extinción del Internet salvaje hacia uno domesticado y, cada vez más, hacia uno sintético.
¿Continuará?
Pero en esa evolución hablaremos otro día si recibo respuestas positivas a esta publicación. Si crees que sí que debería, deja un corazón en Substack, comenta con tus impresiones y comparte esto con quien creas que le puede interesar.
Gracias por leer.
Nos escribimos 👋
Víctor
Hola Victor! Disfruta de este "descanso" ... el milagro del amor y de la vida no se vive muchas veces. Mis bisabuelos tuvieron 22 niños, pero eso ya no se lleva.
Como Internet, también van evolucionado otras cosas..
Con 53 años, también estoy entre pañales, como ustedes pero de dos tamaños. Los de mi nieto y los de mi suegra. 😄
Siempre habrá personas y personas.
Los dormidos seguirán consumiendo ese Internet domesticado, como siguen viendo televisión o se pegan atracones de series.
Y habrá quien busque los reductos donde aún quede el Internet salvaje con el que crecieron
Y criarán hijos despiertos. Con calma podemos mostrarles la diferencia entre estar dornidos y despiertos.
Entre el contenido creado para conseguir visitas e ingresos, y esas webs escritas por personas, desde su experiencia personal y profesional.
La etapa de los cursos DIY, (toma, hazlo solo) ya ha pasado. No funciona. Las personas están buscando volver a lo presencial, a las quedadas para desvirtualizar a aquellos amigos, a las risas en directo y el contacto piel con piel.
Hay y habrá personas y personas. Y quizá aquí también sirve el consejo de Ghandi. SE TU EL CAMBIO QUE QUIERES VER EN EL MUNDO.
Un abrazo, y espero que puedan dormir, algo y cada 3 horas 😋 💪💪
Hola Victor! Espero que estés disfrutando tu parernidad :) por acá también en fase puerperea, maravillada.
Con respecto a tu nota, creo que lo mainstream del internet está cada vez más plástico y poco nutririvo y que, como decís, “,aprovechar lo bueno de Internet nos exige esfuerzo”.
Lo que sí siento al poner el foco en lo “negstivo” de internet es justamente la
Potencia de lo contrario. Ese mundo posible lleno de oportunidades, de universos alternativos, de comunidades vsriads. Pienso en los cyberpunks y su aporte a nuestra vida, todas las cuestiones más filosóficas que dieron lugar a este mundo virtual que hoy habitamos, a veces desde el desconocimiento, pensando que onternet es esto, una red social. Pero internet es algo tan profundo y maravilloso, en terminos de historia aun comenzándo ☺️🤯🤗🧡